02 octubre, 2006

¿De qué se ríen los jefes?

Hace apenas unos días, charlando con otros compañeros de guionismo televisivo, muchos de nosotros nos quejábamos del desgaste que supone escribir constantemente en tono de humor, especialmente porque la mayoría de las veces los que deciden si nuestros chistes, gags, esketches, etc. tienen gracia, son personas sin ningún sentido del humor.
Los más "quemados" eran los que se dedican a programas de entretenimiento. Uno de ellos contaba que en un programa de los llamados "estrella" -el nombre no viene al caso- de una conocida cadena generalista, el equipo de guión, compuesto por un nutrido equipo de profesionales, a duras penas lograba "colocar" un esketch al "equipo de dirección". La situación llegó a tal punto que antes de presentar sus propuestas, los guionistas elegían el eskecht que más les gustaba y el que les parecía una auténtica patata. ¿Adivinais cual era el sketch que gustaba a los jefes?... ¡la patata¡, exactamente. Parece ser, según nuestro compañero, que la cosa terminó mal pero antes de dar carpetazo al programa por falta de audiencia, los jefes echaron a parte de los guionistas a los que culpabilizaron del poco éxito y acabaron gastándose una pasta en comprar esketches de David Leterman que tampoco lograron atraer a una audiencia cada vez más escasa.

Los guionistas de ficción tampoco se libran de experiencias que erizarían el vello al propio ED WOOD. Hace algún tiempo una buena guionista -y sin embargo amiga- presentó una prueba para una nueva "sitcom". Como siempre, la cosa consiste en escribir un capítulo completo; en este caso como la serie aún no se emitía, el capítulo en cuestión "obligatoriamente" debería ser de FRASIER. Mi amiga se puso a ello con auténtico entusiasmo, no en vano FRASIER era/es una de sus series favoritas. También la mía. Me pasó el guión antes de entregarlo y no miento si digo que seguramente el mismísimo Ken Levine hubiera dado su aprobación. También gustó en la productora, pero después de felicitarla por su trabajo le dijeron que lo sentían mucho, su prueba era de un estupendo nivel pero "necesitaban a un Woody Allen, de 20 años, para que se aviniese a trabajar por 1000 euros", algo que estaban seguros que ella no iba a aceptar.
Con este panorama, me parece milagroso que muchos sigamos en la brecha y podamos vivir de ello.

2 comentarios:

fridwulfa dijo...

Argh. Dios mio, esa historia de los 1000 euros me suenta TANTO.
En mi caso fueron a por un Woody Allen que no tenía 20 años pero tampoco papeles y, por lo tanto, tampoco inconveniente en trabajar por 1000 euros en dinero B.

Miss Julie dijo...

¡of course!