13 enero, 2007

PUTAS

Ayer estaba comiendo con unos amigos en un restaurante cuando entró Fernando León de Aranoa -al que me han presentado varias veces, con el que he coincidido en algunos sitios y al que no me atrevo a saludar porque estoy segura de que no tiene ni idea de quién soy, lo que no le reprocho en absoluto-. Su presencia nos llevó a hablar del tema de los guionistas-directores y directores-guionistas que tanto monta, de ahí pasamos a Princesas, y de ahí a la mirada sobre la prostitución de León de Aranoa, luego pasamos a la prostituta como personaje y luego a cuales podrían ser las causas por las que una mujer se dedica a este menester como modo de vida, si son libres de elegir o no, y tantas y tantas cosas... Todo esto me hizo recordar una experiencia que viví en primera persona.

El encuentro fue en Managua. Habíamos ido a Nicaragua para "localizar" con vistas a un documental y, por una serie de circunstancias que no vienen al caso, nos alojamos en la casa de un español que trabajaba para una empresa o algo así.

Antes de entrar en materia me gustaría contaros algo sobre la ciudad, como sabeis la víspera de Nochebuena del 72, en Managua hubo un terremoto -7,9 de la escala Richter- que arrasó la ciudad.



Hoy día sigue así. Todas las ayudas de la comunidad internacional fueron a parar a los bolsillos del dictador Somoza y de su familia, luego la guerra, el bloqueo estadounidense, la derrota de los sandinistas y luego todo lo demás. La consecuencia es que si hay algo que distingue a Managua, es que nada se distingue; para un extranjero es imposible orientarse porque no hay ninguna referencia por la que guiarte, ni las calles tienen nombre, bueno tienen algo parecido a esto: "De dónde fue el molino La Sabana, dos andenes al lago, una cuadra y media arriba, en la casa de la verja negra" -teniendo en cuenta que los lugares a los que se refieren estuvieron en pie en algún momento, pero ahora no existen-, por lo tanto tienes que moverte en taxi o en coche con chófer si quieres llegar a los sitios.

Tras las maratonianas jornadas de trabajo solíamos cenar en la casa, luego salíamos a tomar algo. El día de autos íbamos a ir a "La casa de los Mejía Godoy", un local en el que Carlos Mejía Godoy (...son tus perjúmenes mujer los que me suliveeeeellaaan...) canta "a petición" del respetable que mete sus papelitos -pidiendo una canción con dedicatoria- en una vasija.
Esa noche fue imposible lograr que un taxi viniera a buscarnos, el dueño de la casa propuso ir a un local que había muy cerca y al que podíamos ir andando sin peligro, el "problema" era que "es un bar de chicas, pero si a mí no me importaba nos tomaríamos allí la copa".

El local era amplio, con un estrado de madera donde las chicas hacían sus números de strip-tease, unas camareras ligeras de ropa y unas chicas guapísimas, jóvenes, muy jóvenes -estoy casi segura de que había más de una menor-, vestidas con unos bodys blancos tipo "Barbarella" con los hombros y la espalda al aire, unas botas negras hasta mitad del muslo... La verdad es que no era un ambiente desagradable hasta que empecé a fijarme en lo que ocurría alrededor, no había muchos clientes pero casi todos eran yankees viejos y japoneses gordos, es cierto que lo más que hacían era sentar a las chicas en sus rodillas y babearlas, pero me sentía incómoda así que me lancé a la copa con intención de terminar y largarme de allí cuanto antes.

Mientras trataba de imaginar cómo habían llegado esas chicas allí, si estaban voluntariamente, si estaban obligadas, qué futuro les esperaba, una de ellas se acercó tímidamente a nosotros y me pidió permiso para sentarse con los chicos. "Sí, claro, por supuesto, yo..., no son nada mío, bueno compañeros...", la situación era tan extraña que las dos nos echamos a reir. Al rato estaba en amigable charla con un grupo de chicas que no tenían ningún problema en decir de sí mismas que eran putas. Me contaron que sus obligaciones eran hacer el strip-tease por turno, procurar que los clientes bebieran y animarles a que les pidieran "un baile", -el baile consistía en ir a uno de los reservados, bailar para ellos y hacerles un strip-tease pero sin dejarse tocar-, eso costaba 250 córdobas (no sé cuanto sería al cambio, pero allí es mucho) de los cuales, ellas se llevaban un porcentaje. Si el cliente quería otro tipo de servicios eso era aparte y fuera del local.

Una de ellas contaba que cuando el dueño del garito le propuso trabajar allí se sintió la chica más feliz del mundo ¡y parecía sincera! Otra que gracias al dinero que enviaba a su familia, sus hermanos pequeños no tenían que trabajar.

A mi comentario respecto a lo duro de su vida, se echaron a reir. Date una vuelta por mi pueblo y verás lo que es vida dura, dijo la que parecía más mayor, cuando desde que eres una niña haces los trabajos más duros, pasas hambre y necesidades y además tienes que intentar quitarte de encima al novio de tu madre, o a tus propios hermanos, esto es "pan comido".





13 comentarios:

Anónimo dijo...

qué fuerte, me has dejado sin palabras...

Anónimo dijo...

Una amiga asistenta social me contaba que muchas de las chicas africanas que se prostituían aquí se sentían privilegiadas... porque les pagaban por follar.

En sus países de origen, es habitual que un tío te viole y se vaya de rositas...

Es un mundo muy duro, éste.

Saludos.

Anónimo dijo...

i no solo hes duro, sinos que encima no tienen boz. alguien tiene que contarle a heste lado del mundo lo que pasa hen el otro. ¿sera por heso que cada bez mas el periodismo parece una actibidad de riesgo en algunos sitios?

vesis a todos

p.d. a beces ai vuenas noticias, como la que nos dan oi de la nueva orden de vusca i captura (i estradicion) de los asesinos (presuntos, no se nos caiga el pelo) de Couso.

Anónimo dijo...

Vaya, qué duro...

Anónimo dijo...

Muy buena esa charla con la puta. Y brutal su reflexión. Estamos tan cómodos que no pensamos que alguien pueda estar tan incómodo que prefiera la prostitución a su vida.
Muy bueno, Julie.

Ruvias Intelijentes dijo...

MisLluli!!
hentre todos te emos escrito huna cosita (hes lo que tiene la falta de talento de halgunos de nosotros, que nos yeva a unir fuerzas). hes un regalin que puedes recojer en el ruvibloj. vesis!!

p.d. hesperamos no erir sensivilidades a flor de piel. se a echo lo que se a podido. i con cariños!!!

Daniel dijo...

miss, buen post, gracias.

Por cierto, muy de acuerdo con todos tus comentarios en el post "político" de nuestro amigo escritopor.

Anónimo dijo...

Hay un blog estupendo que os recomiendo visitar, si no lo habéis hecho ya htpp://yoputa.net
Dos putas escriben -y muy bien- sobre sus sentimientos y experiencias.

Miss Julie dijo...

Sí, la verdad es que tenemos mucha información, pero sabemos muy poco.

Ruvis ya he recibido vuestro regalo. Gracias de nuevo.

Flora, he echado una ojeada al blog del que hablas y..., no sé, me parece muy artificial, no me lo acabo de creer. Es una sensación más que nada, pèro gracias por la información.

Anónimo dijo...

Yo a veces también lo pienso, pero aun poniéndome en el caso de que ese blog lo escriba un guionista en vez de dos putas me parece un acercamiento a la prostitución mucho más sincero e interesante que la peli de Aranoa. De todos modos, es demasiado riguroso y militante como para ser obra de alguien totalmente ajeno a la prostitución.

Tamaruca dijo...

Escalofriante...

Cuando el abanico de posibilidades se reduce a "dos"

Un besico, Miss :)

Anónimo dijo...

Lo mismo he escuchado de las africanas que trabajan en la Casa de Campo.
Esto me recuerda que antiguamente muchos esclavos estaban contentos con su situación porque por lo menos tenían comida y un sitio para dormir. Las prostitutas de hoy son los esclavos de ayer.

Felicidades por tu blog, Miss. Siempre interesante.

Miss Julie dijo...

La verdad es que hay tantos mundos dentro del nuestro..., y no hace falta irse a más de 20 kms. para verlo, como muy bien habeis apuntado algunos.

Rosaura, me encanta tu nombre, ¿es de verdad o seudónimo? Si es cierto que los nombres imprimen carácter, el tuyo me parece interesante. Rosaura es la protagonista de "La vida es sueño", pero hay una versión teatral de Ernesto Caballero que se llama "Rosaura. El sueño es vida, Milady" que da una visión muy original y actualizada de la obra de Calderón, cambiando el protagonismo de Segismundo por el de Rosaura. Gracias por asomarte por aquí.